¿¡El Moconá represado!?
Hay más de 20 represas proyectadas sobre el Uruguay. Les contamos aquí los daños que generarán, en base a investigaciones de destacados profesionales y a documentos oficiales (*)
En los últimos años se construyeron sobre el río Uruguay, en Brasil, cuatro represas que ya están funcionando: Itá, Machadinho, Passo Fundo y Barra Grande. Otras están en distintas etapas de ejecución: Campos Novos, Chapecó y Quebra Queixo. Mientras quince más se están planificando: San José, San Juan, Itapiranga, Pai Queré, Monjolinho, San Roque, Garibaldi, Chapecozinho, Santo Domingo, Pery, Nova Erechim y Passo da Cadeia, y las binacionales Garabí, Roncador y San Pedro. Hay que agregar además, Salto Grande (en Concordia, Entre Ríos). Son 23 hidroeléctricas en un curso que tiene poco agua en comparación con el “gigante” Paraná. ¿Qué significa eso? Si se construyen las obras, se acrecientan las condiciones para la contaminación (al quedar “estancado” el río tendrá menos poder de autodepuración) y se instala el riesgo permanente de “sequía” (falta de agua) en 1770 kilómetros costeros (Brasil, Argentina y Uruguay).
¿Cómo impactarán estas obras en Misiones? ¿Dañarán o potenciarán el turismo en la región de la Ruta Parque 2, el Parque y los Saltos del Moconá, y la Reserva de Biósfera Yabotí? Investigaciones y relevamientos realizados por expertos aseguran que serán más los daños que los beneficios. Habrá un notable impacto ecológico, turístico, social y económico en toda la región.
Jorge Cappato director general de la Fundación Proteger, y Elisangela Soldatelli Paim, coordinadora de Núcleo Amigos de la Tierra / Brasil, advierten que el río Uruguay “se convertirá en un conjunto de grandes estanques” donde “habrá desaparecido la pesca como actividad rentable, quedarán inundados humedales y bosques en forma permanente y habrán disminuido enormemente la biodiversidad y la calidad del agua”.
Antonio Elio Brailovsky agrega otro dato preocupante. “El río Uruguay puede traer entre 92 y 35.000 metros cúbicos por segundo. O sea que la cantidad de agua que trae (y que serviría para diluir un efluente) puede variar nada menos que 380 veces”, explica el ecologista, autor de numerosos libros y docente en la especialidad. Con las represas, disminuirá la velocidad del flujo del agua y en un curso con caudal variable, como este, se dificulta la autodepuración y, por ende, se pierde la calidad del agua.
Los efectos negativos de las represas que están funcionando (cuatro en territorio brasileño y Salto Grande, en Argentina) ya se hacen notar, según se advirtió la bióloga Paula Bertolini en el Plan de Manejo del Parque Provincial Moconá. “Las actuales variaciones en la altura del agua del río Uruguay –dice la investigación- pueden deberse no sólo a las precipitaciones caídas a lo largo de su cuenca sino también al efecto de las represas hidroeléctricas instaladas en su cauce y a la falta de cobertura selvática en los suelos”. Existen evidencias que permiten inferir un “efecto negativo de las crecidas, como la excesiva erosión de sus costas, la disminución numérica de la especie Dyckia brevifolia, planta endémica de esta región que crece en las márgenes y suelos rocosos del río Uruguay y del arroyo Yabotí, y las grandes cantidades de barro, producto de la erosión del suelo, que depositan las crecidas anuales en los tramos finales de los arroyos, cuyas aguas son embalsadas por las del río Uruguay”.
Por otra parte, en uno de los puntos de la costa se encuentra un sitio arqueológico aún no investigado, “que esta siendo erosionado y lavado por las aguas”.
Otra secuela que podrían dejar estas obras son repentinas bajantes y falta de agua para las poblaciones ribereñas. ¿Por qué? Los embalses de las represas retienen el agua, sobre todo en los períodos de sequía, acentuando la disminución del caudal de los ríos. Un ejemplo reciente: el 8 de junio de 2006 las cataratas del Iguazú quedaron casi secas; hubo escasez de lluvias, pero lo decisivo fue el cierre de las compuertas (necesitaban agua para seguir generando electricidad) de las cinco represas que construyó Brasil sobre la cuenca del Iguazú: Foz do Areia, Salto Santiago, Salto Osorio, Segredo y Salto Caxias.
Roncador es el nombre de la represa proyectada al sur de los Saltos del Moconá. ”El terrible el impacto negativo que causaría la construcción de esta obra”, sostiene Bertolini. Es que “como consecuencia del aumento en el nivel de las aguas del río, aguas arriba, los Saltos desaparecerían por completo y con ellos, un recurso único y valioso para la provincia de Misiones, para la Argentina, para Brasil y para la humanidad”.
Específicamente sobre la represa Garabí (cuya iniciativa fue ratificada recientemente por los gobiernos de Argentina y Brasil), el libro El Park Way Desarrollo, Turismo y Conservación en un Área de Frontera ( publicación de Editorial Dachary, bajo la coordinación del reconocido Alfredo César Dachary y de Stella Maris Arnaiz Burne) revela que las consecuencias que generará en la región “serán muy grandes y afectarán a la mayoría del corredor turístico de la ruta 2 y el área de conservación, por lo que se deberá exigir un estudio exhaustivo de impacto ambiental en la modalidad más amplia, a fin de poder buscar mecanismos de compensación”. Esta presa es, advierte el escrito, “la principal amenaza para el desarrollo de los fines del mismo”.La represa Itapiranga está proyectada a menos de 30 kilómetros de los Saltos del Moconá, el ícono de la Ruta Parque II y del desarrollo turístico de la región centro oeste de Misiones. Su construcción fue anunciada hace poco por la gobernadora del estado brasileño Río Grande do Sul, Yeda Crusius, como parte del Programa de Aceleración de Crecimiento del Gobierno. El proyecto es fuertemente resistido por comunidades urbanas y rurales brasileñas, quienes a principio de mayo hicieron público un documento que expresa que dicha obra genera perjuicios a la región, y se comprometen a acercar alternativas de energía e inversiones en turismo. De estelado de la frontera se sabe poco y nada: población desinformada y en la esfera gubernamental sólo un proyecto de comunicación que espera tratamiento en la Cámara de Diputados.
En Diputados
Un proyecto de comunicación presentado a la Cámara de Diputados solicita al Ejecutivo provincial que informe “si está en conocimiento de la ejecución de la UHE Itapiranga en territorio brasileño, sobre el río Uruguay y en las proximidades de los Saltos del Moconá”. También, “si se han ejecutado los estudios de impacto ambiental” y si se conocen las consecuencias que esta obra producirá en la configuración hídrica, en los Saltos del Moconá y en el Parque Provincial Moconá.
El proyecto fue presentado por el diputado Ricardo Biazzi.
Fuentes: Fundación Proteger; libro El Park Way Desarrollo, Turismo y Conservación en un Área de Frontera; Plan de Manejo del Parque Provincial Moconá; Grupo Ecologista Cuñá Pirú; Amigos de la Tierra.
(*) Texto publicado en La Capital del Nordeste. 3 de junio de 2007. La foto es gentileza de Raúl Puentes.
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